Uno de los lastres del racionalismo es la tendencia a simplificar, que nos proporciona el pensamiento binario. La comodidad de distribuir los asuntos entre bueno o malo, blanco o negro, vida o muerte, los que están conmigo y contra mi, en una realidad compleja como la que nos toca, es una opción que nos lleva a negar los matices, las mezclas, las hibridaciones que son cada vez mas frecuentes.
Esto mismo esta pasando con una supuesta dualidad entre los llamados nativos digitales frente a los inmigrantes. Se afirma sin mucho sustento una capacidad innata para la cultura digital por el hecho que generacionalmente nacieron en la época que popularización del internet, es decir se presumen chips incorporados para el manejo de las cuatro pantallas( TV, celular, computador, cine) lo que nos pondría en desventaja aparente a los nacidos en la época de las dos pantallas. Como lo apuntan estudiosos del tema como Alejandro Piscitelli frente a la cultura digital el asunto no es de manejo de tecnología , ni de edades, si no de actitud.
Los formatos digitales por su posibilidad de matematizacion permiten su elaboración en múltiples formatos y lenguajes lo que escapa de la singularidad de los formatos analógicos centrados en los libros y la escuela. La constante queja de los docentes acerca de la poca lectura y escritura desconoce que en ninguna otra generación fue mas fácil, por supuesto con otros códigos, comunicarse a través de la mensajería instantánea o leer formatos tan versátiles como los videos y los videojuegos. Como lo anota Downes el futuro de la educación esta en reconocer y revalorizar ,en función del aprendizaje, esas nuevas lecturas, mayoritariamente audiovisuales.
Finalmente retomando a Pablo Mancini en su blog Amphibia, la consecuencia de manejar la dicotomía nativo-inmigrante suspende la mudanza intelectual y posterga el rediseño de los relatos. Refugia y cobija al pensamiento paralítico en la esperanza de un recambio generacional.
